La vida del Papa Francisco reflejó su firme compromiso con la justicia social, la inclusión y la opción preferencial por los pobres
- Audra Kieta
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Updated: 3 hours ago
El papa Francisco, el primer pontífice de América Latina y una voz incansable a favor de los marginados, falleció el lunes, dejando un legado marcado por la humildad, la compasión y una mirada profunda hacia los más olvidados del mundo.

Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, en 1936, Francisco creció en una familia trabajadora de inmigrantes italianos. Vivió de cerca las crisis políticas y económicas de su país, así como la fe del pueblo sencillo. Esa experiencia marcó su visión de una Iglesia que no se queda en los templos, sino que camina con su gente.
Su elección en 2013 rompió esquemas: fue el primer papa latinoamericano, el primero jesuita y el primero en llevar el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, el santo que eligió vivir entre los pobres. Desde el inicio, su papado se centró en una Iglesia sencilla, cercana y comprometida con la justicia.
Francisco llevó al Vaticano una sensibilidad muy nuestra: la del barrio, la del que lucha día a día, la del que no tiene voz. Promovió la “opción preferencial por los pobres”, una enseñanza muy presente en la teología latinoamericana, y le dio rostro humano a una Iglesia que a veces parecía lejana.
Durante su pontificado, visitó países como Bolivia, Ecuador, Paraguay, Brasil, Perú y Chile, donde habló fuerte y claro contra la desigualdad, el racismo y el daño a la tierra. En la Amazonía, pidió escuchar a los pueblos indígenas y cuidar la casa común. En África, clamó por el fin de la violencia y el respeto a la dignidad humana.
En momentos clave de la historia reciente, como el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, el Papa no guardó silencio. “No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante el racismo y la exclusión en ninguna forma”, dijo. Sus palabras resonaron no solo en América, sino en todo el mundo.
Su encíclica Laudato Si’ fue un grito por el planeta y los más afectados por el cambio climático, mientras que Querida Amazonia mostró su deseo de una Iglesia con rostro latinoamericano, indígena y popular. No fue un papa distante, sino uno que entendía el dolor del pobre y del migrante porque lo había vivido de cerca.
Francisco también impulsó cambios dentro de la Iglesia, nombrando obispos y cardenales de África, Asia y América Latina, y promoviendo una visión más inclusiva. Pidió misericordia para los divorciados, acogida para las personas LGBTQ+ y respeto por la dignidad de cada ser humano.
Como arzobispo de Buenos Aires, era conocido como "el padre Jorge", un pastor que viajaba en colectivo y visitaba villas humildes. Como papa, nunca perdió esa cercanía. Aun con problemas de salud, siguió denunciando lo que llamaba “la globalización de la indiferencia”.
La vida del Papa Francisco fue reflejo del alma latinoamericana: sencilla, luchadora, solidaria y llena de esperanza. Deja una Iglesia más humana y un mundo retado por su llamado a salir al encuentro del otro, especialmente de quien sufre y está olvidado.
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